jueves, 6 de enero de 2011

El amor después del divorcio (Artículo de difusión) por Francisco Landa


¿Cómo describir la catástrofe que representa la pérdida de un proyecto de pareja, el desprendimiento del cuerpo del ser amado, la reorganización forzada de las actividades de crianza, la caída de la confianza en sí, en el otro sexo y en el amor? Hay personas para quienes la situación se convierte en una guerra prolongada y destructiva; en otros en una depresión profunda; por último están aquellos que se hacen fuertes, pero no logran establecer vínculos duraderos y de confianza, refugiándose en el trabajo, los hijos, la disipación, etcétera. 
La separación siempre es un trauma, ya que reacomoda nuestro lugar familiar y social, así como nuestra definición como hombres y mujeres. 
Encontrar el amor después del divorcio, y además vivirlo de una manera plena y diferente es una meta ambiciosa, requiere un gran esfuerzo de reconstrucción personal. Pero es posible. Te presento algunas ideas de cómo puedes entrar en el camino para lograrlo: 

1. Busca ayuda adecuada 

Familia y amigos. Es prudente que busques la compañía de aquellos amigos y familiares que te hagan ver tu fracaso como una experiencia para aprender de ella y crecer. Busca a quien con cariño y paciencia, pero con firmeza, te diga tus verdades, y te ponga el alto cuando te quejes, te castigues, odies. Toma sana distancia de aquellos que por cariño se conviertan en cómplices de la depresión o el resentimiento. 
Auxilio espiritual. Es importante que encuentres un espacio de acogimiento espiritual que te permita encontrar el perdón hacia el otro y hacia ti mismo, recobrar la fe y la confianza en la vida. 
Psicoanálisis. Si quieres entender cómo llegaste a aquella situación de sufrimiento y ruptura, si ya no quieres repetir formas equivocadas de relacionarte, si quieres aprender a pensar y actuar de otra manera, puedes acudir a un psicoanalista. Busca una referencia de confianza. 

2. Termina la guerra 

Si te quedas atorado en estos tres papeles: La víctima (´me abandonaron´); el victimario (´voy a hacerle pagar´) o el superhéroe rescatador (‘puedo con todo y contra todos’), quedarás en un estado de guerra y no podrás crecer. 
Descubre que la verdadera guerra es contigo, para cambiar y ser mejor. Asúmela con disciplina, persevera, no te contentes con el alivio inicial. Sigue un camino espiritual, lleva un proceso terapéutico, cuida y ejercita tu cuerpo. 
Cuando empiezas a tomar acciones para ser mejor, viene una gran alegría y tranquilidad. Conviertes tu vida en un camino de aprendizajes, en una sorpresa constante, en una sucesión de nuevos encuentros y experiencias. Cuando ocupas menos energía para deprimirte y hacer la guerra, dispones de más para tener experiencias felices y compartirlas. Ese es el mejor regalo para tus hijos. 
Cuando sientas que estás lleno de paz, amor, alegría, estarás listo para compartirlo y en esta medida recibir lo mismo para ti. Estarás listo para volver a amar.

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